Empecemos a hablar claro: Dadá es un infeliz al que no le preocupa la situación del mundo. Vive en Zurich -o al menos dice que vive- y vomita carpetanos y poetas por la boca del metro. No mea en fritangas corruptas ni lloriquea bárbaros de acero ipsofactoso uros del río de la metralla la la laal alal lala indios de miserables guantazos y trabajada ignorancia rancia rancia raza de mostachos peludos y de monos franceses acostumbrados a mirar por una horquilla cómo cambia el mundo cómo se viene la muerte tan callando cómo después de acordado da dolor cómo a nuestro parecer cualquier tiempo pasado fue mejor.
No hay costumbre, no hay rito, no hay tiempo, no hay supermercados, no hay gargantas, no hay topos, no hay jirafas, no hay ideas, no hay empresas familiares, no hay muros, no hay hijas, no hay viviendas de protección oficial, no hay rumanos, no hay remolinos de agua, no hay llanto, no hay noche, no hay albaricoques, no hay violaciones, no hay galerías subterráneas, no hay mundo, no hay kilómetros, no hay ruedas, no hay estornudos, no hay hierba, no hay lamidos...
No hay costumbre, no hay rito, no hay tiempo, no hay supermercados, no hay gargantas, no hay topos, no hay jirafas, no hay ideas, no hay empresas familiares, no hay muros, no hay hijas, no hay viviendas de protección oficial, no hay rumanos, no hay remolinos de agua, no hay llanto, no hay noche, no hay albaricoques, no hay violaciones, no hay galerías subterráneas, no hay mundo, no hay kilómetros, no hay ruedas, no hay estornudos, no hay hierba, no hay lamidos...
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