Antes de amanecer hay que soñar
Antes de amanecer hay que soñar,
y descubrir bajo las sábanas un preso inquietante con muletas,
un ojo de buey que gira en diagonal y se pierde tras la última calle,
mientras dos loqueros pasean cogidos del brazo
cargando un bolso lleno de reliquias familiares como gárgaras
o lóbulos de oreja.
Mientras, dos niños corren agitándose como un batido de fresa y plátano
después de observar detenidamente el cadáver exquisito de una paloma de la paz
atropellada en mitad de la calle por una ambulancia
que hacía su ronda habitual de casa a la oficina con un sándwich entre ceja y ceja
y descubrir bajo las sábanas un preso inquietante con muletas,
un ojo de buey que gira en diagonal y se pierde tras la última calle,
mientras dos loqueros pasean cogidos del brazo
cargando un bolso lleno de reliquias familiares como gárgaras
o lóbulos de oreja.
Mientras, dos niños corren agitándose como un batido de fresa y plátano
después de observar detenidamente el cadáver exquisito de una paloma de la paz
atropellada en mitad de la calle por una ambulancia
que hacía su ronda habitual de casa a la oficina con un sándwich entre ceja y ceja
Federico Ocaña Guzmán
2 comentarios:
Los poemas maravillosos... este y el de "¿Dónde me llevan...?" los más ricos.
El locutorio existe, eran hindúes.
Abrazos,
Tus poemas, tus poemas, tengo tus poemas. Llámame, o lo que sea.
Abrazos,
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