Un ángel despierto por las cavidades bucales que enjuaga los claveles asfixiados en copas de cristal llenas de vino blanco, los mundos conservados unidos. Los delantales húmedos por el sudor de las colonias que embriagan los ojos de las imágenes terroristas de gruta escondida frugal por los abrazos de las cartas marcadas en una esquina de una habitación llena de espuma blanca de ceniza.
Otro día los guisantes las repeticiones que infunden valor de grandes monumentos en los vagones que se retuercen y se retuercen inmediatamente después, los palos. La tensión acarpetada se diluye en las pupilas de un pájaro carpintero arrancado de su nido por un pequeño energúmeno. Un trozo de tarta.
Me estaba quedando en el banco, totalmente dormido y también el sol pega bofetones las aguas se separan. Los pies son más eróticos que neuróticos, ejemplo de la crueldad de las marionetas que comimos el otro día en un porche recién barnizado. Nos fuimos a los filetes para que no pasara el tranvía en los orificios venosos del estómago recalcitrante y conservador de especies animales desconocidas porque el iluso creía que los números se restaban boca abajo. Con la cara pegada a un bote de barco de tristes sinfonías y julio definitivamente probetas de los consejos.
2 comentarios:
por qué me veré tan claramente desidentificada? alomejor es que las teclas se están endureciendo...
Suele pasar, sobre todo después de comer una ensalada de guisantes con mostaza y muchas golondrinas picantes mientras escuchas Schumann con auténtica obsesión
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