Tiempo de recordar las catástrofes naturales acatarradas por las cataratas en vuestros ombligos implicados con sí mismo, juraría que he visto y olido a un fantasma gigante como un océano sucio y frío, frío como el subsuelo donde un teléfono móvil se descuelga hasta la cama de su amada y vive para ver a sus tataranietos, que comen lechuga en botes de judías verdes que rezan en hebreo.
Descubierto el miedo, quedan las cosas peores- siempre las hay: un bote salvavidas con una bomba de relojería dentro, haciendo tic-tac y burlándose de los ingenuos que creían que volverían a ver a sus familias. Ya intuyo dónde está el problema: la esencia y la presencia no son la misma sustancia. Afortunadamente.
Para mí es mejor dejar el mazo junto a la puerta, así cuando revuelva el cajón de la ropa en busca de una pirámide, sabré cómo pronunciar las sílabas del escondite inglés; los ojos de buey que giran y tiritan manchados de carbono catorce. En el puerto los sitios hacen más pequeñas las costumbres y las hilanderas marchitan sus piernas con acero ardiente recién sacado de la licuadora de manzanas y cartas.
El amaestramiento de un gorrión de cabeza mal amueblada, con sillas por todas sus plumas vivientes en otoño. Giran los cometas: el grito se expande.
Descubierto el miedo, quedan las cosas peores- siempre las hay: un bote salvavidas con una bomba de relojería dentro, haciendo tic-tac y burlándose de los ingenuos que creían que volverían a ver a sus familias. Ya intuyo dónde está el problema: la esencia y la presencia no son la misma sustancia. Afortunadamente.
Para mí es mejor dejar el mazo junto a la puerta, así cuando revuelva el cajón de la ropa en busca de una pirámide, sabré cómo pronunciar las sílabas del escondite inglés; los ojos de buey que giran y tiritan manchados de carbono catorce. En el puerto los sitios hacen más pequeñas las costumbres y las hilanderas marchitan sus piernas con acero ardiente recién sacado de la licuadora de manzanas y cartas.
El amaestramiento de un gorrión de cabeza mal amueblada, con sillas por todas sus plumas vivientes en otoño. Giran los cometas: el grito se expande.
9 comentarios:
No puedo sospechar nada sobre ti si escribes estas cosas.
Ser retroactivo es un privilegio del que puedo presumir, siempre que quede demostrado que el guisante no creció bajo la almohada.
Está bien, lo pensaré...
voy a tener que registrar mis ideas...esto de los blogs tiene un peligro...yo no digo nada
¿Has comprado ya las latas de tomate mohoso, húmedo y amarillento? porque todos estamos deseosos de conocer a tu nueva corbata peluda.
¿el tomate mohoso? nunca me lo había planteado, qué cosa tan curiosa! esta chica es una mina! tomates mohosos...
¡oh, en realidad eso no significa mucho! yo lo que suelo hacer es acogerme a la quinta enmienda, es muy divertido, no tanto como los tomates mohosos...
Y no termina aquí la cosa, porque si no mi originalidad peligraría, al terminar el discurso con lo mismo que...¿qué piensas tú, Jimmy Joe?
esta vez voy a cambiar mi persona de nuevo...no, tú?, si eres un auténtico rebeco de las montañas...en realidad no tenéis razzón ninguna, esto es competencia desleal...alomejor es que tú tienes envidia de ellas dos porque tú has sido siempre un fracasado de la psicología y ahora eres crítico de cine ¡ABAJO LOS BASUREROS OSOS GOLOSOS GOLOGOLO!...oh, debes perdonarme si tu originalidad y tu doble personalidad se ven dañadas, porque ya no se sabe si es que utilizas las mayúsculas como simple excusa para que creeamos que las dos pringadas del principio siguen existiendo...No tienes razón, nunca me han gustado los macarrones de los calcetines maltratados!...
y ahora, Jimmy Joe, es tú turno: ¿qué piensas tú, Jimmy Joe?
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Respuesta correcta, pequeño piromanillo.
OH, NO SÉ SI PODRÉ SOPORTAR LA FALTA DE ORTOGRAFÍA...OH, SEÑOR, AYÚDAME...
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