Una especie de pérdida constante del nivel normal de la realidad.


El Pesa-nervios, Antonin Artaud


lunes, 25 de enero de 2010

SOBRE LA POESÍA -COMO ACONTECIMIENTO EXTERIOR (I)



I
La página que está fuera de lo que escribo se me revela sólo a la vista y el tacto

-enmudecida la palabra, se halla al fin el lenguaje.


II
Escribimos. Cada mancha de tinta esconde dolor. Da igual. Escribimos: profundizamos en la herida.


III
El poema se escribe de noche.

Antes se escribía también de día -entonces no teníamos idioma y llamábamos lenguaje a la piel habitada.


IV
No tenemos razones para pensar que la poesía tenga un límite. El problema es -siempre lo ha sido- que la poesía es un límite.


V
La escritura poética, como toda suplantación del mundo, lleva algo del mundo.

El mundo es también suplantación del mundo [y no debe intentar ser otra cosa]


VI
En toda poesía que se precie, el sujeto poético evita narrar otra historia que la suya, es decir, que procura narrar lo que él no-es.
  


a mis compañeros de Filosofía, por soportarme y contener(me) [en] el llanto

-a Irene, por el "acontecimiento exterior", por habitar esta piel deshabitada


28 comentarios:

Giovanni-Collazos dijo...

ummm no estoy de acuerdo con el último punto.

Ya nos veremos para discutirlo.

Abrazos!!

Gio.

FEDERICO OCAÑA dijo...

Yo no sé si estoy de acuerdo o no; son ideas que se están formando poco a poco, sujetas a cambios constantes.

De todas formas, igualmente ¡Abrazos!

Hasta pronto, Gio., a ver si puedo ir a vuestro próximo recital.

Luis dijo...

Y retrayendome en el "es" de esta tinta sin tinta que en codigo ejemplifica un mundo de posibilidades encerradas en lo que debe la infinitud a cada uno,tecleo,silenciosamente para no despertar a mi presencia,un nuevo estimulo de referencia del didactismo a las verdades nunca enseñadas,ni enseñables,que es el juego de tí,Federico,que día a día,haces relucir en esta pantalla criaturas de eternidad,copa y chaqueta.

Un saludo,Luis(de la facul,XD)

Armanda dijo...

Teléfonos.
Alguien al otro lado de la línea,
siempre al otro lado de la línea;
nunca piel con piel,
beso con beso,
palabra con palabra.

Ahora habito una piel deshabitada.
Piel con piel.
[Herida con herida]

Ramón M dijo...

Sabes que prefiero el silencio a las palabras. Ser discreto siempre, hablar muy poco o hacerlo bajito.

Pero ese final me aludía. Y el tacto, la poesía, la piel (habitada o no), el límite y el mundo. Cuando leo sobre “poesía” – eso eran comillas de complicidad – me leo siempre en el otro extremo.

Querría esforzarme en pelear contra esos seis (y esas once), pero aquella elegancia de la que hablé es la que bloquea mis palabras y la que debajo del "Joder, ahora lo entiendo todo" me trae una y otra vez ese gesto. El del que sacude el brazo con desprecio: "[Por favor,] No me toques".

Y ahí [aquí] no hay tacto, ni piel, ni mundo. Ni dolor, ni heridas. Queda [el] tiempo, siempre queda (el) tiempo.

¿Entiendes lo que quiero decir?

Anónimo dijo...

Si la poesía es casi un milagro por cómo escapa de la contradicción que supone que tenga que nacer de una oquedad y que su deseo y su dirección no sólo no tengan nada que ver con ese no-lugar en que se gesta sino que, al contrario, su ambición sea tender a atenazar una realidad inmensa, universal, además por medio de palabras, por medio de historia y significados por lo tanto, pequeño zeugma, hablar de cómo la poesía cómo la poesía qué es la poesía, supone todavía un bucle de más, el mismo bucle que hace tan bella a la literatura al conceder al, y te cito, 'sujeto poético', una distancia añadida entre su visión particular del mundo y el mundo como mundo, distancia que de alguna manera le 'habilita' para poder 'textualizar' la existencia, la cual, por cierto, no se torna en mentira, sino que se extiende, se amplía desde el hecho literario. Creo que este planteamiento corre paralelo a la afirmación que haces de la poesía como límite. Más allá de todas las ideas que giran en torno a la poesía como tal, y que la hacen ser desde un constante rehuir de los conceptos para lograr la imagen o el sentimiento, o una búsqueda febril de la verdad como no se rastrea en la prosa, donde la verdad y el sentido se apagan en aras de la ficción... sí pienso que la poesía, si es poesía que se precie, esto parece un comentario de texto, deba estar siempre resguardada bajo un desequilibrio, a ras de un límite que le permita ser voz y punto exacto de todos y ninguno a un mismo tiempo y en el que, como bien apuntas desde el último supuesto, que quiero creer no está mal construido sino que gira en torno a esta idea, si no parecería contradictorio, creo que por eso Gio ha exclamado así, la imprecisión, en cuanto a definición, se vuelve necesaria en el 'sujeto poético', que no-es en la medida en que es a la vez todo y parte y por esto no puede afirmarse de forma plena.


Más largo sería hablar de 2. Todos sabemos que la respuesta tópicotípica a la pregunta por la escritura es casi siempre la de la necesidad. Yo, personalmente, cuando pregunto por esto, que no suelo hacerlo, a alguna muestra de toda esta corriente venidera y convulsa de poetas y escritores, he parecido que quisiera diferenciar pero no era lo que pretendía, ya de antemano presupongo la respuesta y me dirijo directamente a los ojos de mi interlocutor, confiando en que sus ojos sean como dos manchas de tinta que puedan demostrar o, qué tristeza, contrariar su tan férrea y lúcida convicción. Con todo, aunque el dolor sea una gran herramienta para la escritura, y por supuesto que uso la palabra herramienta irónicamente, no me atrevería a hacerlo de otra manera, la memoria, la vivencia, la sensibilidad, incluso José Martí Manuel Machado el color, son también hermosas líneas de fuga.


Arck, por lo primero que has dicho se me hace imposible no acercarte una frase brutal, ceremonial, póstuma también, de Pedro Casariego: "Un hombre inteligente no escribe, un hombre inteligente se hace príncipe del silencio."


Federico, si tienes a mano "Furor y misterio", supongo que si sí será Visor, página 101 en adelante, hojea un conjunto de poemas-reflexiones que se llaman "Partición formal", me han recordado a esto.


Un abrazo,


Álvaro.

FEDERICO OCAÑA dijo...

Por partes: gracias a todos por los comentarios.
Me alegro del debate, del intercambio de ideas estéticas. No interpretéis mi alegría como marca de egoísmo, por favor; au contraire, creo que esto nos enriquece a todos.

(Cursilada nº1 del dia ¡Y pensar que leo Cioran...!)

FEDERICO OCAÑA dijo...

a Luis:
Gracias por tu comentario. Muy interesante tu trabalenguas -filosófico, claro. Veo en él una muy buena evolución de tu lenguaje, desde aquellos poemas que me enseñaste en tiempos pasados.

Ya sabes a lo que me refiero: a ese no despertar de la presencia.

A la infinitud en la palabra.
A la escritura y la muerte.

FEDERICO OCAÑA dijo...

a Armanda, puesto que somos.

Nuestro idioma se revela al nivel de lo no-escrito.

No hay contradicción: la poesía no es sólo ausencia. En el papel está la ausencia, máscara que nos envuelve.

Por fortuna, desafiamos al vacío más allá del papel, y nos decimos rodeados de piel en otro verso. Vivo.

FEDERICO OCAÑA dijo...

a Arck:

Sé de tus silencios, compañero. No te lo dije, pero en principio la entrada del blog tenía una dedicatoria especial para ti; decía, si mal no recuerdo: "A Ramón, por darme ocasión para pensar sobre la escritura".

Al margen de la anécdota, estos aforismos sin pretensión de escritura son sólo superficie; en el fondo, raíz desarraigada, quieren ser genealogía de la escritura y la identidad, al menos de mi escritura y mi identidad.

Supongo que si te sientes aludido es quizá porque en tu no-escritura, en tu silencio, se esconde también esta concepción del ser como no-ser. A medida que nos pensamos,que intentamos descifrar lo que somo, descubrimos que no-somos.

La escritura para mí pone de manifiesto este abismo, esta barrera infranqueable entre la propia escritura -fijada en sí misma- y el mundo. Escribir es afirmar ese abismo y, a la vez, indagar en el propio abismo.

No sé si te he entendido bien, me lo explicarás [espero] en alguna ocasión, pero interpreto que tu teoría desemboca, más o menos, en lo siguiente: no dejemos fuera del vacío a la escritura, ni al mundo.

También estos "son" -en el fondo, no-ser.
Lo único que "es" [y su existencia queda probada en el mismo verbo "ser"] es el Tiempo.

Nota: Me permito escribir Tiempo con "T" mayúscula, y he estado tentado de hacerlo con "Z" -En la estantería, Heidegger espera impaciente la llegada del verano.

FEDERICO OCAÑA dijo...

a Ramón/Arck (2) y Álvaro:

Me temo que la frase de Casariego lleve consigo trágicas consecuencias.

Yo también la considero brutal y genial -pero mis días de suicida pasaron y ahora vivo solo [sólo/solo] en la tentativa.

Espero que todos los aquí presentes tomemos con calma el consejo de Casariego.

Para habitar el silencio, es preciso habitarlo.

(Obvio, pero escrito en blanco)

FEDERICO OCAÑA dijo...

a Álvaro:
Como bien dices, entre subordinadas afiladas y endiablados guiones y comas, es difícil entender la poesía como ella misma, nacida de la oquedad, no-lugar que quiere situarse en el lugar [quién sabe si en el "lugar de"], y aún más complicado escribir meta-poéticamente [lo que convierte este texto en meta-escritura de la meta-poesía, ¿o no?].

Bucle en el que somos capaces de no ahogarnos; y eso nos hace poetas, y nos enfrenta a nuestro propio vacío, y nos permite situar a los otros, como dices más adelante, frente a nuestra escritura, dejándoles la mancha de tinta en el ojo, la mancha de semen que recorre su nervio óptico.

Por supuesto que el dolor comparte protagonismo con la vivencia y la memoria. Iría más lejos: comparte ese protagonismo necesariamente.

Todas esas líneas de fuga [utilizo tus palabra, que también son las mías] se confunden, y se convierten en una misma línea de fuga: el espacio no-recorrido que va de lo escrito a lo otro.

"Furor y misterio"; por supuesto. En otra edición [Galaxia], pero lo tengo a la izquierda de mi mesa, en el apartado "Literatura surrealista -y allegados". La cercanía es buscada, y me alegra que la hayas captado a la primera.

Junto a Char, un descubrimiento reciente [gracias a L.Luna]: Edmond Jabés.

Abrazos.


PD: Gracias por la aclaración sobre el último punto. Se refería exactamente a eso que dices.

"Voz y punto exacto de todos y ninguno al mismo tiempo" -tus palabras se mueven en el verso.

Leo Zelada dijo...

Me gusto el texto. Que mas puedo decir?
Un saludo.

Ramón M dijo...

La única licencia que me permito con el lenguaje, y que es fruto más bien de la práctica y el análisis exhaustivo de las palabras y su funcionamiento que de un esfuerzo artístico, es el uso de esa retórica desesperante del que ha discutido mucho y que busca "decir lo que quiere que los demás entiendan y lo que no quiere que entiendan".

Dicho eso, hablemos sobre lo que ahí pone sobre estética. Mi principal problema nace de un hecho evidente que tú, para bien o para mal, no compartes conmigo: yo no soy un poeta. Y digo poesía en el más amplio sentido de la palabra, yo no soy un artista. Pero no solo eso, soy un Monsieur Jordain, un burgués gentilhombre, de la sensibilidad artística - el ejemplo es de Agamben. No tengo esa sensibilidad, ni para hacer poesía ni para leerla. Y desde ahí tiene que partir toda estética que yo pretenda pensar.

Por otro lado hay otra limitación de la que tengo que partir y es que hago estética desde y (por lo mismo) para la Música. Ya sabes lo que significa eso: me revientan todas las discusiones sobre el melodrama, la prominencia del texto, o viceversa, sobre la música, y por encima de todo sobre la capacidad de la Música, y por ende del arte como conjunto, para hablar - uso "hablar" en el sentido más amplio posible - del mundo.

Me niego a aceptar que la música pueda suplantar el mundo - te estoy siguiendo en los términos - porque el abismo que debería afirmar es infinito. El mundo es tan mundo que no se deja atrapar por el lenguaje, el esfuerzo de la escritura poética vendría a ser el de torsionar las palabras o más bien su significado para hacer justicia al mundo, o al menos a cierto acontecimiento exterior... Pero he aquí que tengo que hacer historia de la estética: esto es Nietzsche. Tú lo sabes, Álvaro lo sabe, hablamos de extender la verdad del mundo en el texto. Vamos, que nos acabamos de dar de bruces con el hyperuranós, el límite. Y para salir de aquí, para olvidar a Nietzsche de una vez - Ser y Tiempo está también en mi estantería - pienso en la música. En un lenguaje como el musical dónde no hay significado que torsionar ese esfuerzo se vuelve imposible. Imposible o ingenuo. La música no habla del mundo, ni lo pretende. La música no habla de nada. Y ese el único sentido en el que se puede decir que narramos lo que no-es.

Ramón M dijo...

¿Cuál es el único arte que puedo concebir pensando así? Pues ,no es único, dos: un arte a martillazos y un no-arte. No puedo poner en evidencia con suficiente fuerza ese malestar que me produce mi limitación artística, esa herida que en el Uno cicatriza y que vosotros no tendréis. Es profunda. El arte a martillazos, nombre tomado para mofa de Nietzsche, es el arte del artesano, del técnico, de Stravinski, el arte con el que Beethoven - todo un músico alemán - construía líneas melódicas. El arte de la fenomenología. Tampoco me llegan las palabras más allá de los ejemplos. Es el arte de día: sentarse rebuscar entre miles de archivos, de libros, de discos, de papeles, pasarse horas aburrido. Es Picasso (otro Stravinski), es Bàrtok.

Y el no-arte. A mi como Ortega me hizo mucha gracia, suelo hacer referencia a este no-arte, como "la broma dadaísta". De sobra sé que es una provocación pero si bien metería al dadaísmo dentro del arte de la fenomenología, (joder es que me encanta la expresión) es el vislumbrar de Ortega de lo que todo el siglo XX vino a suponer: de tanto martillazo hemos destrozado el arte. Cuando ya hemos reivindicado la nulidad de lo que hasta Nietzsche "tenía sentido" - ahora soy un poco Baudrillard - y con eso hemos vuelto a las cosas: una letrina es una letrina, y comenzamos a desbarrar con el dodecafonismo (que ya sabes que es sacar trozos de periódico de un sombrero) hemos sembrado el germen de toda la basura que el siglo XX nos ha traído, y que si no nos lleva al nihilismo artístico es porque nos hemos aferrado a antiguas concepciones del arte (yo al formalismo artesano, vosotros a un Nietzsche aunque con matices) pero que mantenerlas nos cuesta Dios y ayuda, conscientes como somos , yo al menos sí, de lo que la historia de la estética ha supuesto: Reivindicar la nulidad cuando ya se es nulo. Y paso de hacer sociología del arte porque todos sabemos a que me refiero.

Como ves, llegados a este punto termino muy quemado. Conmigo porque no soy artista ni puedo apreciar el arte. [Inserte sesión de psicoanálisis aquí]. Y luego con el arte, porque falla al hablar del mundo, y cuando se da cuenta de que no puede hacerlo pese a todo esfuerzo [en sentido extramoral] inicia un camino, para mi, muy esperanzador , el formalismo, que desembocó en nulidad a cualquier precio.

¿Qué más decir? He intentado ser claro, prosaico, y poco ostentoso. Debería revisar el texto para darle algo más de conexión, pero no lo voy a hacer. Creo que ahora mi comentario anterior se entiende mejor: no soy poeta porque no soporto la apertura - Lévinas - y de ese resentimiento, de ese desprecio por el tacto, de mis abrazos ortopédicos que yo no sabría describirte con precisión, nace mi concepción del arte, la poesía, y la música. Por eso me alude esa - en la vida he usado un demostrativo mejor - apertura.

Ramón,

Añado: Señalo casi todas las referencias filosóficas que tengo, y aunque le da un aire pedante, no es eso lo que pretende, sino resaltar que no soy creador ni en esto, y que mis ideas no son mías - completamente. En lo que a teoría musical se refiere, pues diré que Fubini y Tomás Marco, que es lo que más a mano tengo.

Anónimo dijo...

Muy interesantes todas tus apreciaciones Ramón, desde las que construyen un pequeño canto a la fenomenología hasta los paralelismos logrados, y por eso inefables, que has intentado hallar entre la mística del lenguaje, y hablo de mística porque estamos hablando del mundo, las cinco capas de la atmósfera y la agotada cálida sensibilidad, y la mística musical, donde has estado romántico romántico, a caballo entre el Schopenhauer más metafísico ("Hay en la música algo de inefable y de íntimo. Ella pasa ante nosotros cual la imagen de un paraíso familiar aunque siempre inaccesible. La música nos resulta al mismo tiempo perfectamente inteligente y absolutamente inexplicable") y los Hegel y Kant que quisieron escapar de la música porque entendían sólo lograba turbar la sensibilidad, hecho que, por decirlo así, les obligó a tener que apostar por otras artes como la poesía, que entendían como fundamental por su carácter conceptual y por tanto racional, en un tiempo en el que la moral etc. etc.



Respecto a tu hipotético imposible para con la poesía debo decir que me muestro bastante escéptico. No voy a pedantear a estas alturas de la vida ni a caer en una especie de discurso socialista vago del Todos, pero hay un concepto divertido en teoría de la literatura que se llama "horizonte de expectativas", y que representa, materializa dentro de la experiencia estética, en este caso respecto a la literatura, al conjunto de prejuicios, formulaciones y barreras que un lector puede llegar a construir frente a un hecho literario por ideas enclaustradas en su pensamiento, o conciencia, tales como una división de la literatura necesitada de géneros, lo que ya le excluye directamente de uno, porque él lee Bernhard y Colli y la división se le impone como una línea racional gruesa e impenetrable que prefigura y ordena mecánicamente las distancias que van de la literatura a la muerte, o algo más cercano como la fácil e inevitable relación que la poesía establece con otros campos como la ñoñería por hablar de automóviles y no de coches, de crepúsculos y no, según la tercera acepción de esta palabra, fases declinantes que preceden al final de algo, en conclusión, un largo catálogo no de olas ni de lágrimas sino de lentos desahucios impuestos.



Jorge Riechmann dice que no se es poeta, sino que se está poeta. Allen Ginsberg, a los 18 años, sin haberlo sentido antes, escribe que va a ser un genio, tal vez de la literatura, tal vez de la música, que aún no sabe de qué pero va a ser un genio de algo. A Rimbaud el mundo se le agota demasiado pronto y echa todo a perder, a ganar. Para Octavio Paz el Otro no es tanto el Otro sino el Otro a través del poema. Roberto Bolaño decide nacer el 28 de abril de 1953y hacer como si nada, morir a los 50, como Michael Jackson, y morir, sólo morir, porque siempre se muere en soledad. Con esto lo que quiero decir es que, bueno, me aburren las largas y lentas categorizaciones del yo soy, porque pienso que aquí cada uno tiene su éxtasis singular, y por eso no hace falta guiñarle el ojo a Molière si de veras no deseas guiñarle el ojo a Molière, porque Molière está muerto. Eso sí, yo amo a muchos muertos, pero no podemos estar a vivir en el cuerpo y las ideas de personas muertas. Creo que esta es una idea convincente.

Anónimo dijo...

Con todo, me ha gustado como has planteado y girado el punto que unía el debate, el de la narración de lo que no-es, en este caso hacia la música, entendiendo que ésta, como arte, ya profiere desde su primer mecanismo la narración de un imposible, no como habíamos interpretado que ocurría en la poesía, donde aunque si llegábamos a esa misma conclusión, la de que el relato versa sobre una contradicción, esa conclusión la extraíamos ya habiendo pasado por un primer mecanismo que la música, según entiendo desde tu planteamiento, siquiera nos otorga.


En este punto voy a presuponer las relaciones infinito-históricas que guardan la música y la poesía fuera de los principios ontológicos ["Medido con la escala de la eternidad, todo es efímero. ¿Para qué escribir? (Tzara)] que cada arte sugiere por sí mismo, intentando virar hacia una exploración tangible y actual de ambas. ¿El verso? ¿El verso ultralibre? ¿El zoom-out? ¿El infrarrealismo? ¿El "heroic couplet" de Pope? ¿El verso blanco de Milton? Aquí lo que queda es un canto al ritmo. La poesía es un arte desnutrido, un arte que no ha crecido como las demás artes porque su escenario es de la eternidad, y su escudo las grandes clases académico-militares ("Déjenlo todo, nuevamente"). Aún con esto, es claro que ha sido también, y por supuesto, objeto de ese leve presagio que ordenaría Ortega en 1925, lo que le ha hecho caer, de alguna manera, al foso del subjetivismo, al foso del megaplural, que siempre es positivo considerado como un juego y no como un intento de institucionalización, del me hago hermético, ¿así se dice?, y hablo de la sombra y la noche como si hablara de los valles de arena que imperan en el sur de Francia. A mí ante este desorden me ha dado por confiar en que la poesía no se guía por soportes, ni por formas, ni por endecasílabos, que también, yo sin Claudio Rodríguez no sé, sino que obedece a, cómo te diría, una percepción, un esto es poesía claro y transparente que no acepta la intromisión de esa coral moderna porque es un sentimiento entero, verdadero, vital. Aquí tendría sentido insertar las dos soluciones que exploras, la del no-arte y la del arte a martillazos, benditos los nostálgicos o formalismo artesano, una especie de situacionismo sin relaciones de contacto físico, una utopía familiar, honrada.


Sigamos con esto por un rato, que no pese la estética lo que pesan siete toneladas de plástico.


Un abrazo,


Álvaro.

Anónimo dijo...

*

Me he dado cuenta ahora de que la máquina me ha quitado alrededor de 20 líneas de texto en la última parte del comentario, donde iba a intentar hablar de la música en relación a la poesía, y me tengo que ir a El Escorial y no tengo tiempo para volver sobre el tema con gusto pero el final del comentario hubiese algo sido algo así como:

[...], una especie de situacionismo sin relaciones ni contacto físico, una utopía familiar, honrada, en la que la música sería a la poesía lo que el padre y la madre son a esa ahora distopía preconfigurada que supone el intento del encadenamiento constante de los acontecimientos bajo un mismo tempo que fuera capaz de organizar esos acontecimientos, pausa, ritmo, vida, imagen, arquitectónicamente, en lo que sería un ejercicio constante de imposibilidades, las mismas imposibilidades que nos encontraríamos al intentar organizar un vómito arquitectónicamente.


Álvaro.

Anónimo dijo...

Hola, no estoy de acuerdo con el artículo ni con las opiniones [y lo digo con toda la ironía del mundo] vertidas aquí.

La poesía es una basura que debe ser quemada. Los poetas y los artistas son unos pendejos que se creen que lo que hacen va a ayudar a los demás, o les va a hacer mejores, o algo así. La verdad es que sólo reproducen sus propias fobias, lo único que intentan es salvar su culo, digan lo que digan.

Ustedes sabrán por qué lo intentan camuflar, por qué nos lo intentan vender a los demás.

Mientras tanto, por favor, dejen de crear blogs y pijaditas como esta.

J. E.

V. M. dijo...

J.E., me parece muy cobarde tu comentario. Fíjate que, estando en contra de los blogs, no dejas de comentar en ellos.

Recuerdos, Federico; nos vemos

Ramón M dijo...

Partiendo de que aquí poco o nada se está hablando de lo que sea la poesía sino más bien de quien o quienes y con que derecho se atreven a besarla -metáfora o no de en qué consiste, no la poesía sino, el hacer poesía - me atreveré a afirmar que Álvaro poco o nada has entendido de lo que yo he dicho. Seguramente culpa mía, porque lo he vuelto a leer y parezco un gilipollas a la altura de cualquier estudiante al uso de filosofía.
Entre paréntesis y descaradamente ad hominem: mi discurso sobre el yo viene a cuento porque aquí no hablamos de poesía. Aún así me "abstengo" de recordar otros discursos del yo: "Yo si puedo hablar de Nietzsche"/"Yo no soy un poeta de esos"/"Yo niego el hermetismo con subordinadas inaccesibles"/"Yo tiendo a mirar a los ojos..." Y blablabla.

Romanticismo: no. Soy más bien víctima de ese terror que todo artista "profesionalizado" (que no profesional) sufre cuando nota que se le podrían aplicar principios estéticos que le son extraños - en este caso de la poesía. Nos molesta sobremanera que se pretenda un arte que "hable" del mundo, del acontecimiento. O más exactamente: nos molesta que se pretenda que un lenguaje artístico pueda hablar del mundo, seguramente porque diremos que la música tiene un lenguaje - el musical - que no habla de nada, pero que es un lenguaje. Claro que esto se corresponde con Schopenhauer y Kant, bien sabían ellos que la música no habla de nada. También lo sabía Arístoteles, y cualquier memo que pretenda hablar de música.

A partir de ahí podemos intentar forzar concepciones, mecanismos, e incluso podemos forzar el Tiempo, para hacer coincidir vuestro pretender hablar de lo-que-ocurre con mi no hablar, o con mi hablar del no-ser.

Renuncias por otro lado a hablar de relaciones ontológicas para dedicarte a las históricas: ingenuo, son la misma cosa. Pero claro... como decirte... es un engaño pensar que hay alguna relación entre música y poesia y que la ha habido en algún momento. Sus caminos son paralelos, no se cruzan salvo que lo fuerces (esto es, el melodrama, o tu "ritmo").

Me dirás ¿entonces a qué coño viene mentar la música en esta discusión sobre la poesía? A ver si soy capaz de explicarlo, porque yo tampoco lo tengo muy claro:

Ramón M dijo...

Poesía y música tienen en común (y esto no es una relación) realizarse a través de un lenguaje. Lenguaje que en la poesía pretende suplantar al mundo, yo lo llamo hacerle justicia. Y digo: no, los lenguajes son lenguajes por si, y bien podríamos (podríais) hacer poesía sin hablar del acontecimiento. Me respondes - más o menos - que sí le quitamos a la poesía su facultad de torsionar el mundo, queda un "canto al ritmo".

Ritmo que presupones musical. Y esa es la relación que historicamente guardarian música y poesia. Pues no. Nada tienen que ver el ritmo que se alcanza en la poesía con el musical. Evidentemente ambas ocurren en el tiempo, y en cortes de tiempo determinado, pero en uno por la estructura de las palabras, la frase, bueno tú sabrás como haces poesía y en la música no: no hay fuerza externa que dote de ritmo a la música. La división del tiempo es de ella y arbitraria. Repugno el melodrama: mea culpa.

Al final el que ha sonado romántico romántico has sido tú. “obedece a, cómo te diría, una percepción, un esto es poesía claro y transparente que no acepta la intromisión de esa coral moderna porque es un sentimiento entero, verdadero, vital" A lo que no puedo responder más que con una sonora carcajada. [Sentimiento, verdad, vida… menudas palabras grandes fuiste a escoger…] Y recordar esa leyenda que habla de una vez en la que le preguntaron a Stockhausen qué era la música, a lo que contestó algo así como "el sonido producido por un ama de casa en la cocina no es música, pero si yo lo grabo, eso ya lo es ".

También y puestos a recordar, una vez en razón de "mi silencio poético" alguien me dijo algo así como que yo era un poeta renegado. Que si no hacía poesía era por "mi horizonte de expectativas" o algo del estilo. El calificativo de poeta es insultante, así que respondí enviándole algo que ya había escrito en prosa, transformándolo al verso. Le puse unas cuantas "/" al azar. "Percepciona" claramente eso y dime si es o no poesia. Yo al menos no puedo.

Tampoco me convencen ya mis soluciones. Nuevas razones en mis lecturas. Pero hoy estoy demasiado, ya has leido, envenenado para buscar algo positivo. Prometo profundizar más sobre esto, tus palabras, tus críticas que he omitido (las que tenian sentido) y hacer algo bien.

PD.: He intentado reducir mi discurso sobre el yo. Cosa imposible. Y cito a Federico, el más sensato [toma eufemismo, Da Cap: L1] mis palabras “quieren ser genealogía de la escritura y la identidad, al menos de mi escritura y mi identidad. Además que me parezco a mi mismo superinteresante.

Anónimo dijo...

Uy, uy, uy, esto huele a algo personal.



http://www.fcdas.com/CURSOS/index.htm



Álvaro.

Ramón M dijo...

No te sigo... :S.
No huele. No es algo personal. No me interesa bucear.

De verdad que me he perdido. No tengo nada personal contra ti. Dios me libre. Pero si así lo ha parecido: lo siento.

Podemos aclararlo por aquí, pero si crees que es personal (y así no ensuciar esto -más) puedes escribirme a:

ramon1920 [arroba] gmail [punto] com

Lo siento de nuevo. Nada personal me va en discutir sobre hacer poesía, ni contigo ni con nadie. Y lamento que así lo pareciera.

Confundido al despertar.
Ramón.

FEDERICO OCAÑA dijo...

Ramón, no sé yo tampoco si has entendido o no mi mensaje.

Me limito a decir que el blog se llama DADÁ MADRID.

No me creo superinteresante; simplemente, me parece que la pura contradicción dadaísta me permite decir algo y su contrario, cosa que ni Álvaro ni tú podéis hacer, por lo que os enzarzáis en estas disputas sin fin en el profundo abismo del diálogo, la interpretación, la teoría.

LLegamos, en fin, a conclusiones muy parecidas en la música y la poesía. Ninguna de ellas habla del mundo -y yo no pretendo que lo hagan.

Hablar del mundo nos lleva a gilipolleces como el "realismo" y a escribir poesía del tipo "tengo un vaso de whisky en la mano", o "mi hija se llama Ana". Pues muy bien, bravo, muchacho, lo conseguiste.

La poesía, para mí, trata de demostrar que eso no es hablar del mundo. Eso no quiere decir que yo quiera hablar del acontecimiento.

A mí qué coño me importa lo que sea el acontecimiento; Foucault, Deleuze, Derrida, Lévinas vivían de él, que sean ellos los que se interesen.

Tu discurso es agresivo por fenomenólogo, por "profesionalizado": la poesía, la música, no hablan de nada.

El mío lo es por dadaísta: la poesía, la música, no hablan de nada.

Pero a partir de aquí nos distanciamos: mi solución es: la poesía no habla de nada; de acuerdo. Entonces hablará de lo que a mí me dé la gana -es decir, de nada-.

Si digo "acontecimiento exterior", ¿a qué coño crees que me refiero? ¿No ves que has caído en la trampa? Eres tú el que has dado una lectura poética a este artículo, olvidando que está dentro de un blog dadá.

Siguiendo el ejemplo de Stockhausen [por cierto, recomiendo desde aquí "Gruppen"], también de Cage, etc.- Si digo, "acontecimiento exterior", no significa nada. Pero si después lo pongo en una estantería de una biblioteca con el clasificador "POE" de "POESÍA" ya es poesía.

Y, efectivamente, lo es. Del mismo modo, me parece, que tu "poema" lo es, si lo presentaste como tal.

El código binario es poesía. La mecánica cuántica es poesía. Tu amada Fenomenología es poesía. Platón y su inquisición contra Homero son poesía. La Metafísica es poesía. Kant es poeta en la misma medida -¿o quizá superior?- que Hölderlin o Schiller.

Yahvé y Confucio y Avicena y Bolaño son poesía. Hitler es poesía como Bukowski es poesía.

Los Premios Nobel son un certamen literario. La crisis es poesía.

Ramón M dijo...

Federico, sé que soy muy dado a pedir disculpas. Pero de nuevo lo siento.

El último párrafo que escribí debía ser así:

PD.: He intentado reducir mi discurso sobre el yo. Cosa imposible. Y cito a Federico, el más sensato [toma eufemismo, Da Cap: L1] mis palabras “quieren ser genealogía de la escritura y la identidad, al menos de mi escritura y mi identidad." Además que me parezco a mi mismo superinteresante.


De verdad que lamento este malentendido muchísimo. Soy yo el que se cree superinteresante y por eso me permito hablar tanto de mí. De verdad que te estaba citando como sensato. Me han fallado las comillas. No pienso que creas que eres superinteresante, no tengo ninguna idea de como piensas que eres: no nos conocemos.

De nuevo disculpas. Leído tu comentario. Me voy a desmarcar un poco de la discusión - si es que sigue - porque visto lo último que he escrito, no era mi mejor momento, y dado que me ha llevado a dos conflictos ajenos a lo que pretendía, será mejor que me calme, y me ponga a pensar. De nuevo disculpas.

Saludos,
Ramón.

Giovanni-Collazos dijo...

Yo soy más interesante que todos ustedes juntos.

Abrazos!

Gio.

Anónimo dijo...

;
<,, a



http://es.wikipedia.org/wiki/25